DAVID TOVILLA
El fallecimiento del cineasta David Lynch, el 15 de enero, locupó páginas y espacios culturales durante días. La magnitud del revuelo es proporcional a su impacto en la industria audiovisual: un creador que, a cada paso, dejó una huella inconfundible.
Es oportuno volver a Mulholland Drive, donde late la esencia del universo lynchiano. Por fortuna, hoy puede verse en servicios comerciales —ya sea por suscripción o renta— como Claro Video, Prime Video, Google TV/YouTube o Apple TV+.
Aquí, doce razones para verla:
- Cine como experiencia, no como producto
Lynch filma para provocar una experiencia sensorial e intelectual: imágenes, ritmos y texturas sonoras que buscan emoción y pensamiento, no solo “diversión” pasajera. - Narrativa no complaciente
No es una historia convencional: subvierte expectativas, incomoda y, de paso, critica la maquinaria del éxito y las apariencias sociales. - Preguntar antes que explicar
No es un rompecabezas “que se arma y listo”. Deja cabos deliberadamente sueltos para intensificar la reflexión y la vivencia más que la resolución lógica. - Anagnórisis (y peripecia) como centro dramático
El corazón trágico aristotélico: un pasaje de ignorancia a conocimiento que reinterpreta por completo la relación de los personajes de Naomi Watts y Laura Harring. Lynch utiliza recursos como los empleados en la tragedia griega. En particular, en Mulholland Drive el momento cumbre se realiza desde lo que Aristóteles, en su libro Poética, llama anagnórisis: un cambio que lleva al personaje de la ignorancia al conocimiento. Esto se expresa en una permuta de fortuna de los personajes e incide en el desenlace. Revelar induce a un giro de los acontecimientos que impactan en su totalidad al espectador. Cuando esto ocurre en la película, se redefine la comprensión completa de la historia de la pareja interpretada por Naomi Watts y Laura Harring. Saber usar este recurso contribuye a hacer única esta cinta. - Frontera sueño/realidad porosa
El filme asume que también nos narran nuestros sueños, miedos y creencias. Al disolver esa frontera, el relato captura una forma de conocimiento que excede lo “realista”. - Identidad, deseo y la pulsión de indagar
La búsqueda abre puertas (y cajas) hacia el yo y sus versiones posibles. Las motivaciones profundas importan más que las superficies “explicables”. - El poder del sonido (y del silencio)El manejo de ese mundo reflexivo está asociado, también, con los elementos sonoros. Basta decir que la cinta abre con la contagiosa pieza de swing, Jitterbug. Continúa con una música de suspenso que acompaña el lento transitar nocturno de un vehículo por una carretera. Va de la intensidad a la calma, de una circunstancia a otra. Durante los siguientes siete minutos se anotan las columnas de los sucesos con sonidos y tomas. En ese lapso, sólo hay dos frases pronunciadas por una mujer. Suficientes para entender qué ocurre. Esa es parte de la grandeza de Lynch.
- El Club Silencio: “No hay banda”
La irrupción de Rebekah Del Rio cantando “Llorando” es un latigazo emocional y una lección de puesta en escena: se revela la ilusión, pero el efecto es devastador. Actuaciones que desarman
Naomi Watts firma un tour de force —de la ingenuidad luminosa a la demolición emocional—; Laura Harring sostiene el misterio con una presencia hipnótica.Hollywood como sueño y pesadilla Los Ángeles es personaje y tesis: el sistema de casting, el poder, la promesa de éxito y sus costos. La ciudad deviene laberinto afectivo y moral.
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Sexualidad como hecho, decisión y búsqueda (tu punto integrado)
Congruente con una mirada alternativa, Lynch incorpora sexo y erotismo desde un registro no convencional: no ilustran, problematizan; no decoran, revelan pulsiones y fracturas de identidad. -
Contra la inercia del cine comercial: obra para revisitar (tu punto integrado)
Mulholland Drive choca con la “educación” impuesta por el mainstream. Puede no ser fácil, pero la persistencia paga: como con los clásicos literarios, cada reencuentro abre más hallazgos y comprensión.
Para cerrar: en 2016, BBC Culture encuestó a 177 críticos de todo el mundo para elaborar la lista de las 100 mejores películas del siglo XXI; Mulholland Drive quedó en el puesto #1. Descanse en paz el maestro David Lynch (1946–2025).
P. D. Para quien quiera adentrarse en su otro hito televisivo, Twin Peaks (incluida Twin Peaks: The Return), en México suele estar disponible en MUBI; la disponibilidad puede cambiar por región y fecha. Puede verse, también, en este enlace.
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