Fotografía: Kirsty Wigglesworth/AP
El 10 de noviembre se otorgó, como cada año, el Premio Booker, que reconoce «la mejor novela en lengua inglesa publicada entre el 1 de octubre de 2024 y el 30 de septiembre de 2025 en el Reino Unido o Irlanda». En esta edición, el galardón fue para Carne… una novela, de David Szalay.
Publicado en marzo de 2025, el nuevo trabajo de Szalay es ya un suceso literario que pronto tendrá la visibilidad que merece. Conviene asomarse a él porque encarna una forma de escribir contemporánea: una prosa precisa, afinada, rigurosa en lo que revela y, sobre todo, en lo que sugiere. Szalay construye un mundo entero sin necesidad de subrayarlo; lo deja vibrar entre líneas.
Carne… una novela se disfruta durante la lectura y deja una huella que persiste varios días. La clave está en una estructura justa, mínima en la forma para potenciar el fondo. No es un relato tradicional que expone todos los pormenores, que detalla cada situación o que perfila a los personajes con el afán de detonar un audiovisual en la mente del lector. Aquí, las acciones y las decisiones les otorgan relieve, intensidad y una presencia que perdura.
Si bien sigue la vida del personaje central, István, desde la adolescencia hasta la madurez, no traza una línea continua. Selecciona episodios sustanciales y, entre uno y otro, se adivinan hechos que el lector debe interpretar o asociar. En otras palabras: no basta con proyectar lo que aparece en la página; es preciso completar, desde la imaginación, esos fragmentos insinuados o interrumpidos con un corte abrupto que abre espacio para que la historia respire.
Es admirable la forma en que se acompaña a un protagonista parco, acorazado, casi inaccesible. No explica ni comenta; sólo dice: «está bien», «sí», «de acuerdo». Estas expresiones se repiten cientos de veces en la novela y, desde su sobriedad, revelan zonas decisivas de su carácter. He aquí un ejemplo de ese diálogo apretado, en el que una mujer intenta abrir un comentario y él responde con un vaivén de monosílabos y titubeos:
«Pasas tantos años con alguien.
«Sí.
«Se convierten en parte de tu vida.
«Sí.
«Parte de lo que eres.
«Sí.
«—No sé si es amor —dice ella.
«—¿Importa? —pregunta.
«¿Qué importa?
«¿Importa qué palabra uses?
«No. No lo sé. Quizás.»
Con este fragmento también se ilumina la ruta de István. El texto deja una desazón profunda porque él avanza según lo que la vida pone ante sus ojos. Y allí surge la gran reflexión: las personas quedan sujetas a las circunstancias. Hoy pueden hallarse en una situación gozosa y mañana en una adversa; ahora en un trabajo de rutina y simple sobrevivencia, después en una posición de privilegio y lujo. Diversos factores moldean el modo de ser y actuar. Se reafirma así una idea esencial: la vida es la suma de instantes, y cada uno requiere disposición y humildad.
Es un libro que invita a la relectura y al aprendizaje de su modo de narrar. Hasta ahora no existe una versión en español. La alternativa es acudir a la edición original y apoyarse en un buen traductor de documentos, con el fin de acceder al mismo gozo lector que muchos ya experimentan.
Una de ellas es Dua Lipa, quien en su Club de Lecturaeligió Carne… una novela como lectura del mes el pasado octubre. En ese espacio compartió una entrevista con el autor y otros materiales audiovisuales: la lectura de un fragmento, respuestas a preguntas de los lectores y una selección de libros que podrían vincularse con la gestación de esta obra. Un trabajo notable de la artista, ya comentadoen este blog.
Cualquier ocasión resulta propicia para leer a David Szalay: su obra siempre cumple.

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